Declaración Política de la Población LGBTIQ + Disidencias Sexuales y de Género y Organizaciones Feministas en la Minga del Suroccidente por la paz, la vida, el territorio y la democracia.
Desde la Memoria local saludamos a todes, todas y todos. Hoy, nos Juntamos para levantar nuestro corazón en un grito, una palabra encendida y poderosa, un sueño real de habitar y vivir en estos cuerpos, y cuerpes, un desafío para desatar los nudos de este cisheteropatriarcal sistema, religioso, racista, sexista, violento, mezquino y asesino, en esta MINGA DEL SUROCCIDENTE POR LA PAZ, LA VIDA Y EL TERRITORIO Y LA DEMOCRACIA.
Nos ponemos de pie y nos tejemos en esta lucha que representa la herencia de todos los pueblos originarios aplastados por la violencia y narrativa del poder hegemónico, y con ello toda la barbarie que sobre nuestros cuerpos se ha blandido durante cinco siglos.
Desde este territorio nos juntamos para levantar las banderas Multicolor y con ellas vestir de esperanza las diversidades que nos habitan y brotan desde los campos en esta Colombia de las mil sangres y que se enredan en las barriadas de las ciudades donde el hambre y la necesidad nos empujan en la búsqueda de un lugar para ser y existir.
Desde las huertas, casetas, billares, bazares, bingos, metederos, chochales y otros lugares clandestinos hemos salido a vivir nuestra presencia social en reinados de trans y travestis, cumpleaños, celebraciones de fin y comienzo de año, entre otras rumbas disidentes. También disputamos desde la memoria de aquellos lugares, queridos, sabrosos y clandestinos que fueron allanados por la bota militar, excomulgados por la mano eclesial, estigmatizados por la prensa local e invisibilizados por toda la estructura del Estado, a esa hegemónica narrativa que viene desde Stonewall y que, si bien hizo su aporte a nuestra lucha, es preciso reconstruir la memoria de las nuestras.
Sin temor, desde lo clandestino, construimos nuestras apuestas libertarias de vida al disputarnos el derecho al espacio público, en salones de belleza, bares, discotecas, tiendas, almacenes, calles, parques, oficinas, trochas, veredas ríos, montañas y demás formas de hacernos a una vida material como derecho y con ello sustentar el sueño de ser y existir en las diversidades.
Sobrevivimos al escarnio social de la pandemia del VIH que puso en riesgo nuestra vida económica, social y cultural. Nos puso en la tarea de juntarnos y desde todos los lugares habitar las batallas por el reconocimiento. No ha sido un mar de almíbar, ni un paraíso de cucaña, pero aquí estamos desde la Dignidad habitando nuestra presencia como legado de las anteriores generaciones.
Salimos a las calles desde el carnaval y tejimos nuestra presencia desde el canutillo, la lentejuela y las plumas. Desde el jolgorio y la alegría le pusimos nuestro toque a la aburrida y conservadora Popayán, la Ciudad que se dice “Blanca”. Nuestra presencia hoy, sin duda, es parte del paisaje, aun cuando hay quienes cortan las flores en primavera.
Luego, con las Juntanzas y la organización, llegaron las Marchas, las Mesas, Foros, Talleres desde la Diversidad, las colectivas, colectivos y demás expresiones organizativas que nutren los procesos de empoderamiento y de formación de la población en temas productivos, pero aun carente de referencias políticas que la ubiquen en el contexto de las luchas populares. Todas las Disidencias y Juntanzas nos articulan en el horizonte de nuevos tiempos para recoger los frutos de lo sembrado ayer y para hacer las nuevas siembras en manos de la juventud que, con la libertad ganada, se levanta y ocupa el espacio público desafiando las nuevas y viejas formas de negación del establecimiento.
Nuestras demandas actuales
Demandamos que la construcción amplia, democrática y diversa de la política pública nacional para la población LGBTIQ + Disidencias Sexuales y de Género, no siendo la ÚNICA expresión política por construir, sea un imperativo Ético y político del Estado Colombiano, para avanzar en la garantía de nuestros derechos políticos, económicos, educativos, sociales, culturales, espirituales y de salud de manera diferencial para las personas transgénero. Detener el abuso y la violencia basadas en los cuerpos, las sexualidades y los géneros, por parte de los agentes del Estado y del Paramilitarismo. Dar cumplimiento a la oferta en equidad para el acceso a educación y salud para el trabajo y el desarrollo humano integral. Exigimos la participación directa de la población diversa en los servicios del Estado. Demandamos la incorporación de miembros de la población en la conducción de los programas de Diversidad y otros. Exigimos Respuesta y Claridad sobre la gestión de los recursos públicos para responder a las necesidades de la población en el marco de la Pandemia, la cual no ha sido atendida suficientemente y desconocemos cuál será la atención post pandemia. Exigimos a las Entidades de Control como la Defensoría, Personería, Fiscalía, a las Veedurías Ciudadanas respuesta a las denuncias de NO entrega de ayudas de emergencia para la población en la pandemia.
Desde la Ruralidad
Declaramos que es importante mencionar que constantemente se reproducen lecturas conservadoras y “tradicionales” sobre la ruralidad, sin contemplar aquellas realidades disidentes que filtran las porosas fronteras de la sexualidad heteronormativa. Sin embargo, es fundamental decir que las disidencias sexuales y de género existen en estos contextos y son ellas quienes rompen con la homogeneidad imaginada de estos espacios, cuestionando la idea de las ciudades como los escenarios inherentes de las prácticas sexo-género disruptivas.
En los contextos rurales del Cauca, las experiencias de ser trans, marica, gay, lesbiana, y machorra están atravesadas simultáneamente por identificaciones étnico-raciales, generacionales y de clase, entre otras, cruzadas en muchos casos por el conflicto socio-político que ha quedado grabado en la historia contemporánea del país, que hoy se recrudecen con el avance del paramilitarismo en los territorios.
Estos factores hacen que las disidencias sexuales y de género en lo rural adquieran particularidades que deben reconocerse para no buscar que éstas encajen en discursos y agendas que no dan cuenta de sus realidades, usualmente pensadas desde la ciudad. Es por ello que hablar de las disidencias sexuales y de género en lo rural hace necesario comprender que lo LGBTI no es la única forma de vivir las experiencias diversas, que es una posibilidad que ha permitido afirmar positivamente a sectores poblacionales diversos, pero no es la única, pues en lo rural las personas se nombran y se viven de maneras que no siempre caben en estas categorías, haciendo uso de enunciamientos propios que parecen irse borrando cuando lo LGBTIQ se convierte en el único lugar legítimo desde dónde reconocernos e incluso una forma políticamente correcta de llamarnos. Así pues, reconocemos los aportes en la exigibilidad de derechos LGBTI, pero también llamamos a que no homogenice nuestras experiencias desde ese lugar político, es preciso avanzar en los reconocimientos que permitan TODA la inclusión y visibilidad posible.
Esta Juntanza es para pensarnos como población diversa, más allá de nuestras diferencias, sobre criterios de pluralidad ideológica, la diversidad dentro de la diversidad. Aquí cabe todo aquel que quiera construir; los conflictos y rivalidades no pueden definirnos la agenda, este es un esfuerzo para afirmar positivamente todas las miradas de la diversidad que habitan la ciudad y el campo, que trata de juntar a los que no han estado, a los que no quieren estar en espacios institucionales porque no creen en la acción del Estado. Nos pensamos que la construcción desde abajo va más allá del Estado.
Denunciamos y Exigimos
El incremento del paramilitarismo en los territorios, el uso desmedido de la fuerza, el abuso de autoridad por parte de agentes del Estado, la miserabilización de la vida, la negación de oportunidades, la estigmatización, el señalamiento, la judicialización, el asesinato, los feminicidios, transfeminicidios, el desplazamiento forzado de cientos de activistas y defensores de derechos humanos, de señalamiento a colectivos y colectivas, a organizaciones de la población diversa y de las disidencias sexuales en el marco de la pandemia y de esta guerra sucia, demandan la UNIDAD POPULAR Y COMUNITARIA y NUESTRA DIGNA REBELDIA en las calles, en esta Minga por la vida, la paz, el Territorio y la Democracia.
¡Esta juntanza es, para seguir tejiendo Libertad!
POPAYAN CIUDAD DIVERSA Y DE LUCHA POPULAR OCTUBRE 10 DE 2020
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